23 de enero de 1958: Venezuela gritó libertad y derrocó la tiranía perezjimenista
“Una democracia sin pueblo es como un mar seco, o un río sin cauce”, estas palabras del Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, conocido como el Gigante de América y consecuente defensor de la verdadera democracia protagonizada por el pueblo, latían en el corazón de la nación y de la Fuerza Armada que en 1958 decidió salir a las calles para instaurar la democracia, gesta que tiempo después fue traicionada por quienes se rindieron a los intereses imperiales.
En la noche del día 22, la Marina de Guerra y la Guarnición de Caracas se pronunciaron contra la dictadura y Pérez Jiménez, privado de todo apoyo en las Fuerzas Armadas, huyó en la madrugada del 23 de enero, rumbo a Santo Domingo.
Luego de estos hechos, fue frustrado el espíritu revolucionario de ese 23 de enero y la esperanza renacida del pueblo por obtener la libertad, la independencia y la soberanía nacional, tras la firma del Pacto de Punto Fijo que significó un fraude a la pretendida democracia, y que llevó al país a casi medio siglo de oscuridad política, económica y social.
El Pacto de Punto Fijo fue firmado por los representantes de los partidos Acción Democrática (AD), el Comité de Organización Política Electoral Independiente (Copei) y la Unión Republicana Democrática (URD), por mandato del Departamento de Estado de los Estados Unidos (EE. UU.), que puso como condiciones: darle el apoyo total al nuevo gobierno; el desconocimiento de la junta patriótica creada el 14 de junio de 1957, presidida por Fabricio Ojeda y la exclusión del Partido Comunista de Venezuela (PCV) en ese nuevo gobierno, a pesar de haber sido ese partido, junto a la fracción izquierdista de AD, los verdaderos combatientes contra la dictadura. Así se afianzó, una vez más, la traición al grito de libertad del pueblo.
“La ‘Venezuela puntofijista’ se describía como un proceso para recuperar la democracia, ordenar la administración pública, modernizar al país y gobernar para las mayorías, pero la realidad era que se trataba del dominio de las oligarquías nacionales, de la subordinación del pueblo a los intereses del capital trasnacional, de la persecución, de la desaparición y muerte de opositores al régimen, corrupción y exclusión de las mayorías”, apuntan portales nacionales con contenido de la historia del país.
Después de más de 30 años de oscura «democracia», el pueblo, cansado de soportar un paquete económico subordinado ante los intereses imperiales a través del Fondo Monetario Internacional, se alzó nuevamente para reclamar sus derechos, en el hecho ocurrido el 27 de febrero de 1989 conocido como «El Caracazo».
Y luego, tres años más tarde, el 4 de Febrero de 1992 a esa rebelión de pueblo se les une un sector de las Fuerzas Armadas venezolanas, liderado por Hugo Chávez, en un nuevo intento por recuperar las riendas independentistas de la Patria.
Fue así como el Comandante Hugo Chávez Frías logró el despertar de un pueblo, adormecido por los planes imperiales, para que retomaran el rumbo perdido el 23 de Enero de 1958.
En una de sus alocuciones, Chávez expresó que «el pacto de Punto Fijo fue la traición al 23 de enero, cuando los adecos se apropiaron del proceso después de esa fecha, con la nefasta firma del mismo».
Tras estos acontecimientos históricos, los venezolanos alzan las banderas revolucionarias y conmemoran la caída del gobierno de Marcos Pérez Jiménez.
El 23 de enero de 1958, representa la manifestación del pueblo contra la opresión y la exclusión.
“Ya en Venezuela no nos mandan desde el Pentágono, la Casa Blanca o la Embajada de los Estados Unidos. Somos libres y más nunca seremos esclavos”, sentenció el líder de la Revolución Bolivariana durante su programa Aló Presidente.
VTV/FB/LL /CP