Avistamiento de ovnis deja huella psicológica en testigos
Los esfuerzos de la comunidad científica por aclarar los ahora llamados “fenómenos anómalos no identificados” se suelen centrar en aspectos físicos, como la aceleración o maniobrabilidad de los objetos observados. Pero su avistamiento también provoca un efecto transformador y una forma benigna de interés obsesivo no patológico en las personas que los ven, según la encuesta que ha realizado, a casi un centenar de ellas, un investigador de la Universidad de Cádiz.
Desde hace décadas el fenómeno ovni ha despertado el interés, no solo del gran público, sino también de las agencias gubernamentales, especialmente la de EE. UU., que desde los años 40 lleva a cabo programas de investigación oficiales y secretos, como los proyectos Sign, Grudge, Blue Book o el programa AATIP para identificar amenazas aeroespaciales avanzadas.
Reflejo de toda esta revolución ha sido el cambio de nomenclatura oficial para referirse a estos fenómenos. El término más inexacto y estigmatizado, aunque también más popular, de objeto volante no identificado (OVNI en español, UFO–Unidentified Flying Object– en inglés) ha pasado a denominarse de forma más global como Fenómeno Anómalo No Identificado (FANI en español, UAP en inglés por Unidentified Anomalous Phenomena).
La mayoría de los esfuerzos de los expertos para estudiar estos (FANI) se han centrado en los aspectos físicos, que incluye la aceleración, velocidad, maniobrabilidad, condiciones meteorológicas, etc. de los fenómenos u objetos inusuales que algunos testigos o cámaras han captado.
El aspecto psicológico de los FANI
Hasta ahora, este tipo de estudios se han enfocado en los parámetros físicos asociados al fenómeno, pero Gabriel G. de la Torre, profesor de Psicología en la Universidad de Cádiz, ha publicado recientemente un artículo en la revista International Journal of Astrobiology donde aborda otro aspecto de los FANI: el psicológico.
“Aunque actualmente, el foco principal esté en las evidencias y características físicas en torno a estos fenómenos anómalos, no podemos olvidarnos de algo transcendental: el factor humano”, subraya el profesor, quien recuerda que cada avistamiento lo suele realizar una o varias personas, “y esto tiene un impacto psicológico, interviniendo variables perceptivas, cognitivas y emocionales”.
Fuente: SINC
VTV/CC/GT