Big Pharma | Informe de Instituto Samuel Robinson desnuda intención de farmacéuticas y EE.UU. en usar vacunas de COVID como extorsión contra el mundo

“El caos de las vacunas está a la vista de todos, pero lo que aún permanece entre las sombras son los actores, procedimientos de patentes, fórmulas de poder y negociación y los intereses corporativos que han generado las condiciones prácticas para el desenlace de desigualdad en el acceso a los fármacos que atormenta al mundo actualmente. Se trata de “Big Pharma”, el conglomerado de las principales farmacéuticas occidentales y su apuesta por reinventar las relaciones entre el capital y el Estado”.

De esta manera comienza el trabajo de investigación publicado por el Instituto Samuel Robinson titulado “Big Pharma contra el Mundo: Vacunas y Estado de Excepción Global” correspondiente a abril de 2021 y donde las grandes farmacéuticas occidentales del mundo (Big Pharma), controlan los fondos de inversión y los medios de comunicación, usan financiamiento público y se lucran con la pandemia en un negocio multimillonario económico y geopolítico, mientras descalifican a otros países cuya ciencia busca poner a disposición de los pueblos una protección inmunizadora ante el coronavirus.

Los autores del trabajo son Eder Peña, Licenciado en Biología, Investigador del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) y del Instituto Samuel Robinson; y William Serafino, escritor e investigador, politólogo y Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, mención Investigación, 2019.

Ambos explican que del “shock inicial” de principios de 2020, cuando todavía se especulaba sobre el alcance del virus y los modelos de respuesta a nivel de los Estados, se ha pasado a un año 2021 marcado por el conflicto en torno a distribución desigual y restrictiva de medicamentos y especialmente las vacunas contra la COVID-19.

“El planeta entero se ve inmerso en un punto crítico y a la vez decisivo: fármacos suficientes para ver finalmente la luz al final del túnel, pero secuestrados por políticas de acaparamiento y patentes mercantilizadas que alejan posibilidades de superar la coyuntura pandémica. Así, a medida que el virus muta, se torna más agresivo debido al retardo para la inmunización en amplias zonas del planeta”.

Los intereses geopolíticos de Occidente (Norte Global) a favor de esta guerra de empresas farmacéuticas para conquistar mayores espacios, de un mercado de vacunas valorado en más de 100 mil millones de dólares, intentan también aprovecharse de la pandemia para imponer sus condiciones políticas y económicas al resto de los países del mundo (Sur Global) y subyugarlos, como siempre lo ha hecho el modelo capitalista mundial a lo largo de los siglos. 

Un negocio capitalista:

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La pandemia  global  constituye  un  negocio  para  las  corporaciones transnacionales dedicadas a la investigación, desarrollo, mercadeo y distribución de medicamentos. Así lo afirma Gerald Posner (2020), autor del libro Pharma: Greed, Lies, and the Poisoning of America (Pharma: Codicia, mentiras y el envenenamiento de América), ha alertado que la crisis global a causa de la COVID-19 “será un éxito de taquilla para esa industria en términos de ventas y ganancias”, dijo, y agregó que “cuanto peor sea la pandemia, mayores serán sus futuras ganancias”.

Hasta el diario británico The Economist, estimó a principios de este año que la cobertura de inmunidad en 85 países de bajos ingresos se alcanzará de ser posible en el año 2023, sin ninguna garantía de que ocurra finalmente. “En consecuencia, la brecha creada deliberadamente para restringir  el acceso horizontal a los fármacos va creando condiciones idóneas para la intensificación de la pandemia con la aparición de variantes más agresivas, más transmisibles y letales, que podrían acabar rápidamente con la efectividad de las vacunas aplicadas en la actualidad”, advierte el informe.

El artículo del diario refirió que las prácticas de acaparamiento sistemático aplicadas por los países del Norte Global han creado una crisis de suministro mundial que puede llevarnos nuevamente al punto cero de la pandemia, pero multiplicando los efectos devastadores que se han ido acumulando.

Estas prácticas de acaparamiento sistemático aplicadas por los países del Norte Global (EE.UU. y naciones subordinadas) han creado una crisis de suministro mundial que refleja una lucha por establecer artificialmente sus propios intereses imperiales. Al frente de ellos, se encuentran países del eje euroasiático, como Rusia y China, cuyos Gobiernos han anunciado poner su ciencia a disposición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), para ayudar a la humanidad a combatir la pandemia y, de hecho, han distribuido sus respectivas vacunas a diversos países en una cooperación multilateral sin precedentes en la historia de la humanidad.

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El informe advierte que pese a las intenciones del Mandatario de EE.UU., Joe Biden, de restituir la “influencia global” del imperio en la cuestión de las vacunas, Rusia y China han marcado una línea de cooperación internacional atractiva que contrasta con el fundamentalismo de mercado del Big Pharma.

China, por un lado, se ha diferenciado del tratamiento dado por Big Pharma a la distribución de vacunas. El gigante asiático ha sumado esfuerzos con la Organización Mundial de la Salud (OMS) para declarar la vacuna como un bien público global, lo que implica la flexibilidad de las patentes, la cooperación entre países para una distribución justa de los fármacos y la generación de condiciones para un equilibrio en los precios finales.

Igual ocurre con Rusia, que ha impulsado un esquema de alianza operativa con Brasil, India, Corea del Sur, Kazajistán, Italia, entre otros, para producir la Sputnik V en dichos países y así cumplir con la creciente demanda.

Chinos y rusos han actuado con el sentimiento de equidad y distribución justa que abarca a la mayor parte de los estados del planeta y, dentro de ellos, a todas las ideologías y afiliaciones políticas.

En contraste, EE.UU. y el bloque atlántico han reducido su prestigio y reputación por partida doble, primero frente a sus propias poblaciones que observan con incertidumbre la disputa por los fármacos disponibles, y segundo frente a la comunidad internacional, que observa el declive moral de Occidente en el momento más peligroso de la humanidad en décadas.

Tanto la Sputnik V de Rusia y Sinovac y Sinopharm de China se han erigido como alternativas de inmunización para países que, de lo contrario, tendrían que esperar por un golpe de suerte o por el mecanismo Covax, de la ONU, el cual presenta dificultades crecientes para cumplir con la finalidad que le dio origen.

EE.UU., el bloque atlantista y Big Pharma se han percatado de la posibilidad del giro geopolítico en su contra que implican las vacunas euroasiáticas, y en función de ese cálculo han puesto en marcha una intensa campaña fabricada de desprestigio contra la Sputnik V, Sinovac y Sinopharm, evidenciando que economía y política siempre van de la mano.

En sus conclusiones, el Informe advierte que el Big Pharma ha iniciado una guerra de desinformación contra la Sputnik V y las vacunas de China, así como ataques simultáneos a Irán y Venezuela.

Venezuela y ALBA-TCP

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Foto Prensa Presidencial

Venezuela se ha erigido como líder articulador de una respuesta sanitaria coordinada única en la región a través de la Alianza Bolivariana de los pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), para lograr distribuir a los países de la región latinocaribeña las vacunas y los insumos médicos necesarios para salvar vidas. En este marco, Venezuela también es víctima de las restricciones deliberadas para impedir la adquisición de vacunas, junto al caso de Irán.

Visto desde el hilo de las experiencias comunes, y soportando el peso de las agresiones, Irán ha coordinado con China el envío de vacunas mientras avanza en la producción de sus «candidatos vacunales».

Por su parte, Venezuela, en tiempos de enorme dificultad estableció convenios con Rusia, China y Cuba para adquirir vacunas (500 mil dosis de Sputnik V, otras 500 mil de Sinopharm, junto a un lote de las vacunas cubanas Soberana 01 y 02, para la tercera fase de ensayos clínicos) mientras asume un liderazgo regional desde ALBA-TCP, para expandir las capacidades de respuesta a los países miembros en el Caribe, también excluidos de los suministros globales.

Sobre la base de las afectaciones generadas por el bloqueo general, cuyo radio de violencia abarca el secuestro de ingresos petroleros, activos nacionales en el exterior y la suspensión de los sistemas de pago tradicionales, EE.UU. plantea condicionar la compra de vacunas a cambio de sacar provecho político en sus objetivos de debilitar y desmembrar la estructura del Estado venezolano.

El Gobierno Bolivariano ha logrado sortear algunas acciones de bloqueo aplicadas por EE.UU. contra Venezuela cumpliendo con el acuerdo suscrito en septiembre pasado para adquirir más de 11 millones de dosis de vacunas a través del mecanismo COVAX y cubrir un 20% de la población. Para ello fueron cancelados 59,2 millones de francos suizos, que es más de la mitad del costo (64 millones de un total de cerca de 120 millones de dólares), en una operación cuyos detalles no han sido especificados por motivos estratégicos.

El pasado 11 de abril el presidente Maduro detalló que el anticipo de pago “fue la liberación de unos recursos que estaban secuestrados por el Gobierno de Estados Unidos y logramos liberarlos, se depositaron en francos suizos, porque si se depositaban en dólares se los robaba la reserva federal de EE.UU. y la derecha (venezolana)”. Días después, se reunió en videoconferencia con autoridades de la OMS y la GAVI para agilizar la distribución de las dosis.

  • Aun cuando el Gobierno estadounidense y la oposición venezolana se han manifestado “preocupados” por la “crisis humanitaria” venezolana, no han agilizado ninguna operación para la obtención y aplicación masiva de vacunas.
  • Voceros y prensa opositores han criticado que autoridades sanitarias hayan rechazado la elaborada por Oxford-AstraZeneca, aún cuando conocen que dicha vacuna ha recibido críticas recientes hasta en países de la UE debido a la aparición de coágulos de sangre muy raros en personas vacunadas. Muchos países europeos han decidido la suspensión temporal de su uso.

El esquema adoptado por Venezuela incluye a la Sputnik V (disponible para COVAX), Sinopharm y Sinovac (China); Soberana 02 y Abdala (Cuba), está planteada la fabricación de esta última en territorio nacional.

Los principales voceros del Gobierno han declarado su intención de mantener al país integrado al sistema multilateral y resistir desarrollando esquemas más sigilosos, junto con aliados como China y Rusia, para poder inmunizar a la mayoría de la población y honrar los compromisos financieros de la República. A tal punto que el presidente Maduro ha ofrecido públicamente intercambio de petróleo por vacunas para evadir la permanente agresión estadounidense.

Colofón:

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Foto Instituto Samuel Robinson

El caos de las vacunas ha provocado que los polos de poder doblen las apuestas: Occidente y Big Pharma en un sentido extorsivo, y Rusia, China, Venezuela, Irán y Cuba, entre otros, en la dirección de crear consensos globales para establecer a las vacunas como bien común de la humanidad y acabar con la inequidad actual, lo cual pasa no solo por la producción de vacunas propias, sino también por la capacidad de articular un bloque poderoso y coherente.

«La colisión de la alianza de países occidentales con el eje euroasiático con las vacunas de por medio nos enrumba a un conflicto prolongado que puede modificar existencialmente las instituciones que gobiernan el orden mundial vigente. El sismo pandémico continúa socavando nuestras certezas y zonas de seguridad, visiblemente expresadas en la inamovilidad de la OMC, los intereses ya descritos que permean a la OMS y cómo los juegos de poder de los fármacos persiguen el hundimiento de estados, economías y sociedades enteras sin que nadie pueda hacer nada”, expresa el informe del Instituto Robinson en una de sus advertencias.

“El balance general hasta ahora nos deja, en términos de transformaciones geopolíticas, una Unión Europea desgarrada por la guerra de las farmacéuticas, a EE.UU. sacando provecho geopolítico y batallando contra el crecimiento de la influencia de Rusia y China, y un ALBA-TCP consolidando una respuesta modélica que debe ser vista como la última oportunidad para recuperar las bases del multilateralismo”, concluye el informe.

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