¿Cómo es la batería energética de arena?

La falta de energías convencionales que padece Europa es alarmante. En este continente, ya se había marcado la meta de conseguir un modelo energético sin combustibles fósiles o, mejor dicho, utilizar únicamente energías renovables. Esto hace que, para abaratar el precio de la electricidad, se investigue en múltiples soluciones desde hace algunos años.

La respuesta al problema energético que explicamos hoy la han diseñado y probado con éxito un equipo de ingenieros finlandeses. Y para ello han empleado simplemente arena. ¿Cómo es posible? ¿La arena puede ser una batería energética?

Origen de la idea para la batería de arena

Para ponernos en situación, debemos entender que Finlandia es un país con un invierno largo. Cuando las horas de Sol son mínimas, tanto por la corta duración del día como por la constante presencia de nubes, las plantas fotovoltaicas apenas generan electricidad en esta estación, cuando más se necesita la energía eléctrica. Además, en lo peor del invierno apenas hay viento que se pueda aprovechar en los aerogeneradores. 

Finlandia había pertenecido asimismo al imperio ruso de los zares. Con la revolución de 1917, el pueblo lapón, que se sentía diferente y desligado de Moscú, solicitó y consiguió su independencia, constituyéndose como un país nuevo y desligado de Rusia.

Es aquí donde surge la gran necesidad de encontrar formas alternativas de energía y, sobre todo, cómo almacenarla para utilizarla en lo más crudo del invierno.

¿Cómo funciona la batería de arena?

La arena, por sus características físicas y químicas, es capaz de calentarse hasta los 1.000 °C sin modificar su estado físico. Además, el calor acumulado lo cede muy lentamente, y más si se la confina dentro de un contenedor debidamente aislado.

Los investigadores finlandeses pensaron con acierto que, si empleaban la energía renovable sobrante en verano para calentar un depósito de arena, esta conservaría el calor para poder aprovecharlo en invierno. Así, se aprovechan los excedentes que producen las centrales de energías renovables, como la eólica, la fotovoltaica o la mareomotriz, para calentar arena.

El depósito de arena se asemeja a un intercambiador de calor. Es decir, el contenedor dispone en su interior de una red de tuberías por las que se hace circular aire. Por un lado, se calienta la arena por efecto Joule, convirtiendo la electricidad sobrante, que no es consumida por los ciudadanos e industrias, en calor.

VTV/CC/EMPG

Fuente: NCYT