Desequilibrio en la Microbiota vaginal aumenta riesgo de infertilidad
La microbiota endometrial, es decir, los microorganismos que pueblan el endometrio (la capa mucosa que recubre internamente el útero), está relacionada con algunos casos de abortos recurrentes y fallos de implantación embrionaria. Además, también puede incidir en los abortos de repetición. La microbiota está formada, principalmente, por bacterias, aunque también hay hongos e incluso algún virus.
En los últimos años, ha aumentado la concienciación sobre la importancia en términos de salud de una microbiota intestinal sana. Sin embargo, mucha menos atención ha recibido la microbiota vaginal y endometrial, cuyo impacto se conoce desde hace relativamente poco y «ha cambiado el panorama reproductivo», según las ginecólogas consultadas por este diario. La microbiota endometrial y vaginal, aseguran, ha ganado peso en la reproducción asistida y la evidencia científica al respecto ya es «alta».
«Una microbiota vaginal desorganizada puede afectar a la fertilidad de las mujeres e incrementar el riesgo de aborto», asegura la ginecóloga Silvia González Rodríguez. Así, cuando existe un desequilibrio y esa microbiota no es la «correcta», las condiciones no son favorables para que se genere un embarazo.
González asegura que el sistema inmunológico y la vascularización de la zona se resienten negativamente, y este factor puede provocar que una mujer no quede embarazada o que sufra «abortos de repetición». Esto es, «que se quede embarazada, pero que la gestación no progrese». Según la especialista, ya hay indicios de que, «suplementando con probióticos», la situación puede mejorar.
Por su parte, la ginecóloga María Prat, del Hospital del Mar de Barcelona, explica que en los últimos años han cobrado fuerza los estudios sobre la microbiota endometrial y su relación con la fertilidad y los tratamientos de reproducción.
Explican tanto Prat como González que, de momento, se desconoce qué porcentaje de abortos recurrentes o fallos de implantación embrionaria se deben a una microbiota endometrial alterada (la prevalencia puede variar del 3% al 50% debido a la falta de unificación de los criterios de valoración de los datos en los distintos estudios), pero sí se sabe que, cuanto mejor es la microbiota endometrial, menos se producen estos fenómenos, reseñan Agencias Internacionales.
«Los abortos de repetición son muy frustrantes: en el 50% de las parejas no encontramos la causa. Pero vemos que detrás, en ocasiones, existe una endometritis crónica, donde hay patógenos asintomáticos que pueden alterar esta respuesta inmunitaria y provocar abortos», apunta Prat.
Esta ginecóloga apunta a que las causas de una microbiota alterada son variadas. Entre ellas, figuran el uso de anticonceptivos, la dieta o los tampones. «La microbiota, en general, es un reflejo de nuestra salud», insiste también, la directora del Servicio de Ginecología y Obstetricia, Elisa Llurba del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau.
Probióticos
Lo que la medicina intenta ahora demostrar es que estas patologías se pueden tratar con probióticos. «Es algo muy reciente, pero se sabe que es así», afirma González, quien explica que, años atrás, algunos estudios ya demostraron que la microbiota vaginal de las mujeres que se quedaban embarazadas era «distinta» de las que tenían abortos y aún más diferente de las que ni siquiera se quedaban en estado.
«Eran tipos de microbiota endometrial distintos entre sí», señala González. Lo que faltaba por probar, prosigue, es si los probióticos podrían mejorar los «resultados obstétricos». «Ahora ya se ha demostrado que hay varias cepas de probióticos que mejoran las tasas de implantación [embrionaria], hacen disminuir el riesgo de abortos y aumentan la tasa de recién nacido sano en casa. Es decir, no solo la mujer se embaraza, sino que la gestación va bien y la mujer acaba teniendo un niño sano», apunta.
Ante la existencia de «estudios científicos serios» que demuestran que hay «muchas cepas de probióticos que son seguras y eficaces», llama a los sanitarios a «formarse» para poner esta «herramienta» al servicio de las pacientes que la necesitan. La doctora Llurba precisa que, además, es importante cuidar la alimentación. «No basta tratarla solo con probióticos o antifúngicos», avisa. La dieta, asegura, es clave.
Además, la microbiota vaginal también está relacionada con las «candidiasis de repetición», ya que las mujeres que las sufren tienen menos lactobacilos (un tipo de bacteria) en su microbiota endometrial. Y, además, sus lactobacilos son «cualitativamente distintos»; es decir, «producen menos sustancias beneficiosas que actúan contra los hongos y los regulan». «Con la microbiota alterada, en general, se tiene más riesgo de sufrir infecciones como la enfermedad inflamatoria pélvica», añade Llurba.
VTV/MQ/CP