Un estudio científico explica el vínculo entre alzhéimer y ritmos circadianos

Un equipo de científicos descubrió un posible mecanismo que relacionan las alteraciones de los ritmos circadianos y la acumulación de proteínas asociadas a la enfermedad de Alzheimer al estudiar el funcionamiento rítmico de las células inmunitarias y encontrar los temporizadores moleculares que las controlan.

De acuerdo al portal web de Sputnik, los ritmos circadianos son los ritmos diarios de las funciones corporales que están vinculados al reloj biológico, responden a la exposición a la luz y rigen los ciclos de sueño y vigilia.

No es secreto que los malos hábitos de sueño pueden desajustar los ritmos circadianos y un sueño irregular significaría menos tiempo para que las células inmunitarias limpien el cerebro de los desechos que se acumulan a lo largo del día.

Los trastornos del sueño que comienzan años antes de que aparezcan los síntomas se han relacionado con un mayor riesgo de desarrollar alzhéimer, la forma más común de demencia, y con síntomas más graves.

Desde hace tiempo, los científicos creen que con el tiempo los cúmulos de proteínas mal plegadas, entre ellas una llamada beta-amiloide, se acumulan en el cerebro y causan esta enfermedad de afección neurológica caracterizada por la pérdida de memoria y el lento deterioro cognitivo.

Los investigadores han observado fluctuaciones diarias en los niveles de beta-amiloide en el líquido cefalorraquídeo de adultos sanos, pero estas oscilaciones parecen alterarse con la edad, causando un mayor factor de riesgo de la enfermedad de Alzheimer.

No obstante, la conexión directa entre los ritmos circadianos y la actividad de las células inmunitarias encargadas de limpiar las proteínas amiloides ha sido esquiva hasta ahora.

Un estudio dirigido por la científica biológica Jennifer Hurley, del Instituto Politécnico Rensselaer, analizó las células inmunitarias denominadas macrófagos que migran al cerebro en las últimas fases de la enfermedad de Alzheimer.

Los macrófagos son carroñeros que engullen desechos como las proteínas defectuosas y las células caducas para evitar daños tóxicos.

En cultivos celulares de laboratorio, estas células inmunitarias, derivadas de ratones modificados genéticamente con ritmos circadianos alterados, se dedicaron a limpiar proteínas beta amiloides marcadas con fluorescencia en un ciclo diario.

A medida que los niveles de las proteínas de la superficie celular llamadas heparanos aumentaban, la limpieza de las proteínas beta-amiloides se ralentizaba.

Según los investigadores, estos datos ponen de manifiesto que la regulación circadiana en las células inmunitarias puede desempeñar un papel en la intrincada relación entre el ritmo circadiano y la enfermedad de Alzheimer. /WIL/JML