Exposición «Los diablos de Corpus en Víctor Millán» homenajeará a este pintor sucrense
La sala del nivel expositivo 1 de la Galería de Arte Nacional (GAN) abrió las puertas de “Los diablos de Corpus en Víctor Millán”, curaduría que aborda parte del legado artístico de este maestro de la pintura venezolana, nacido en Araya, estado Sucre, el 15 de agosto de 1919.
La muestra es la penúltima a inaugurarse en el 2019 en este espacio de la Fundación Museos Nacionales (FMN).
La actividad fue encabezada por Yennai Quintero, directora ejecutiva de la GAN y contó con la asistencia de varias personalidades ligadas al mundo artístico, así como personas relacionadas con el legado de Millán.
En su discurso, Quintero agradeció a todos los presentes y destacó la relevancia cultural de Millán dentro del arte ingenuo y popular venezolano. A la vez, destacó la labor de este artista como embajador de la venezolanidad en el mundo.
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La muestra “Los diablos de Corpus en Víctor Millán” está integrada por 14 obras de este pintor sucrense (piezas de colección de la FMN, colección privada-Cincotti Bellino), así como de tres dibujos y varias fotografías cuyas autorías son de Mariano Díaz, Vladimir Sersa y Alfredo Armas Alfonso.
Con ello, los autores del montaje pretenden hacer un acercamiento más allá de lo autóctono y se acerque al aspecto íntimo de Millán, quien falleció en Coro, estado Falcón, el 17 de septiembre de 1991
“Este proyecto es parte de una iniciativa de la Fundación de amigos de Víctor Millán en el centenario de su nacimiento. Su importancia es destacar la poética de este hombre, que además de ser pintor de selva, de barcos, de mar, de desnudos, de damas, etcétera, dedicó parte de su obra a interpretar el sentido de los rituales de los Diablos danzantes”, manifestó Francisco da Antonio, curador de la muestra.
El investigador, historiador del arte, artista plástico y ex director de la GAN agregó que la posición de Millán como pintor puede ubicarse con una poética, una fuerza y una expresividad propia, que le da méritos para ubicarse como uno de los principales exponentes de la pintura contemporánea criolla.
“Tiene uno de los papeles más relevantes, tanto como Feliciano Carvallo, Salvador Valero, Bárbaro Rivas y todos estos maestros que en algún momento dejaron un testimonio fundamental de la expresividad del hombre común en Venezuela”, afirmó.
Junto a da Antonio, también participaron Raúl Chacón Carrasco, como co-curador; José Antonio Torrealba, en el montaje, y Hugo Gori (de la fundación Amigos de Víctor Millán), en la Producción Ejecutiva.
De acuerdo con Chacón Carrasco, esta exposición reúne apenas una fracción de quien como ningún otro pintor venezolano hizo de los Diablos Danzantes, no sólo una poética de igual jerarquía que sus famosos veleros y sus puertos, vírgenes y dulces odaliscas, sino también un festivo alarde de animadas formas, cinéticos destellos y esplendor cromático.
Millán fue un pintor que expresó una gran versatilidad a la hora de retratar temáticas diversas como barcos, marinas, naturalezas muertas, próceres de la independencia, autorretratos. Además, fue dibujante y tuvo la oportunidad de recorrer gran parte del país, lo que influyó en su obra pictórica. Entre sus exposiciones individuales se encuentran
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- 1954 Taller Libre de Arte, Caracas
- 1955 Centro Venezolano Francés, Caracas
- 1957 Librería Cruz del Sur, Caracas
- 1961 Callejón México, Caracas
- 1967 Boutique-Galería, Caracas / Galería La Pinacoteca, Caracas
- 1970 Galería Framauro, Caracas
- 1972 Unión Panamericana, Washington
- 1974 Sala Humboldt, Caracas
- 1975 Galería de Arte Fondocomún, Entidad de Ahorro y Préstamo, Caracas
- 1979 «Muestra pictórica de Víctor Millán», Concejo Municipal del Distrito Federal, Caracas
- 1980 Galería Denis, Porlamar, Edo. Nueva Esparta
- 1993 «Mares, vírgenes y territorios azules», Museo Armando Reverón, Macuto, Edo. Vargas (póstuma).
- 1998 «El universo de Víctor Millán: aproximaciones a su imaginario urbano», Museo de Petare (póstuma).
Vale destacar que en Venezuela la festividad del Corpus Christi se celebra desde finales del siglo XVI (1595). Conmemora la transfiguración del pan y del vino en el cuerpo de Cristo, cuyos orígenes datan del siglo XIII. Fue universalizado por el papa Urbano IV en 1264 y confirmado por Clemente V en el concilio de Viena en 1311.
En Venezuela, su culto se extiende a varias partes del país. Principalmente, en la región centro-norte costera y está organizado en once cofradías: los Diablos de Yare, vestidos totalmente de rojo y grandes máscaras, ofrendan en torno al pueblo San Francisco de Yare (Miranda); los Diablos de Naiguatá, de trajes multicolores y máscaras con facciones de animales marinos (La Guaira); los Diablos de la Costa, la Cofradía de Chuao, la Cofradía de Turiamo y las jóvenes cofradías de Cata y Cuyagua (todas en Aragua); las cofradías de Patanemo y San Millán (Carabobo); las Diabladas de Tinaquillo (Cojedes) y de San Rafael de Orituco (Guárico). /JML