Grabación en Ucrania revela presiones de EE.UU. para cambiar gobierno, fiscales y chantajear con préstamos del FMI
El diputado ucraniano Andréi Derkach publicó las grabaciones de una conversación telefónica que el expresidente del país Petró Poroshenko, sostuvo en 2016 con el entonces vicepresidente de EE.UU., Joe Biden. La grabación reveló la influencia que Washington mantenía sobre las autoridades de Kiev para cambiar autoridades fiscales mediante chantajes con préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI) que podría golpear la carrera presidencial de Biden.
De acuerdo al diputado denunciante, el mandatario ucraniano habría cometido alta traición al discutir con esos políticos estadounidenses qué pasos dar para sustituir al fiscal general de Kiev, cómo cambiar el Gobierno y el modo de satisfacer los requisitos del FMI.
Los audios involucran al expresidente de Ucrania, Piotr Poroshenko; al antiguo vicepresidente y candidato demócrata a presidir EE.UU., Joe Biden; y al antiguo secretario de Estado norteamericano, John Kerry, reportó RT.
En el audio, Joe Biden, actual aspirante del Partido Demócrata para las elecciones presidenciales del 2020, abordó con Petró Poroshenko muchas decisiones políticas que deberían tomarse en Ucrania. Una de sus exigencias fue el despido del entonces fiscal general ucraniano Víktor Shokin y el nombramiento en su lugar de Yuri Lutsenko. De lo contrario, Biden prometió condicionar la entrega de un millonario préstamo a Ucrania por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Poroshenko habría prometido acceder a su petición y además reformar la Fiscalía General de Ucrania en concordancia con los acuerdos alcanzados con EE.UU. Al pedir a Washington que se encargarse de un segundo nombramiento, el exmandatario ucraniano prácticamente organizó una incursión extranjera en los asuntos de este organismo, según escribe el periodista Vitali Didenko en su artículo para el portal ruso Ukraina.ru.
«No solo votamos por el nuevo Fiscal General, sino también (…) para enmendar la ley. Por cierto, introdujimos la nueva estructura de la Fiscalía General de Ucrania en esta ley, incluida la Inspección General, tal y como lo habíamos acordado con usted. Luego, invité urgentemente a Lutsenko y le dije que debería contactar con la embajada de EE.UU. Me alegrará saber que tiene a una persona en concreto, ya sea de Washington o de otro país», dijo Poroshenko en aquella grabación refiriéndose al letrado, según publicó Sputnik.
La confirmación de esta insólita presión estadounidense, la dio el propio Biden, en enero de 2018, cuando presumió que echaran al fiscal general de Ucrania gracias a sus gestiones, al confesar que Washington amenazó a Kiev con no darle garantías de crédito por 1.000 millones de dólares si se negaba.
EE.UU. y sus presiones:
John Kerry habría comenzado el proceso durante una llamada el 3 de diciembre de 2015, al comunicar a Poroshenko que le gustaría que se resolviera el problema de la sustitución del procurador.
«Sé que el Vicepresidente está muy preocupado por esto. Por lo tanto, sería bueno si pudiéramos encontrar alguna solución antes de que llegue el vicepresidente Biden. Si es posible, es necesario tomar las medidas necesarias para avanzar en esta dirección», propuso Kerry.
Dos meses después, el entonces presidente de Ucrania dio «buenas noticias» a Joe Biden.
«Anteayer me reuní con el fiscal general de Ucrania, Víktor Shokin. A pesar de que no tenemos ni acusaciones de corrupción ni evidencias de sus acciones ilegales, le pedí específicamente que renunciara. Según los resultados de nuestra reunión, a pesar del apoyo en el Parlamento, me prometió presentar su renuncia […]. Y hace una hora trajo su carta de renuncia», informó Poroshenko a Biden. «Este es el segundo paso para cumplir con las obligaciones que he asumido», concluye el exmandatario, que expresó «genial», reporta RT.
Esta conversación habría tenido lugar el 18 de febrero de 2016, mientras que en abril de ese año Víktor Shokin abandonó su cargo.
¿Por qué antiguo fiscal ucraniano era tan peligroso para EE.UU.?
Biden dejó claro que Ucrania debería eliminar «el daño» que fue causado por Víktor Shokin cuando era fiscal general. De esta manera el político estadounidense se refirió a la investigación del caso Burisma, que involucra a su hijo, Hunter Biden.
Burisma es una compañía ucraniana que explora, produce y vende hidrocarburos. Tras el cambio de poder violento en 2014, su dueño, Mykola Zlochevsky, huyó a Londres temiendo que las nuevas autoridades abriesen una causa penal en su contra. Gracias a una investigación realizada por Shokin, la Fiscalía General de Ucrania tenía suficientes pruebas para encarcelarlo y confiscar sus activos. No obstante, para aquel entonces Hunter Biden (hijo de Joe Biden) pasó a formar parte de la junta de directores de Burisma entre otras personas.
La empresa de Biden hijo, Rosemont Seneca Partners, había recibido 3,1 millones de dólares entre principios de 2014 y finales de 2015 por la protección del fugitivo ucraniano, reveló una investigación realizada por el periodista John Solomon, del medio The Hill.
La Fiscalía anticorrupción ucraniana, de momento, no investiga el caso del hijo de Biden.
Las indagaciones de Shokin amenazaron con infligir un duro golpe a la reputación política de Joe Biden. Sin embargo, el político demócrata logró salir ileso de este escándalo, exigiendo el despido del fiscal general de Ucrania. Para lograr su objetivo Biden supuestamente chantajeó a los líderes ucranianos asegurando que el Fondo Monetario Internacional (FMI) no ofrecería un préstamo a Ucrania de 1.000 millones de dólares.
Como resultado de estos tejemanejes, Lutsenko acabó sepultando la investigación de Shokin.
Intervención del Partido Demócrata
En 2018, parecía que Biden ya no podía correr peligro. Pero la situación cambió en la primavera de 2019, porque después de la publicación de The Hill, el escándalo relacionado con la supuesta corrupción política de la familia Biden en Ucrania volvió a cobrar fuerza. Al mismo tiempo la política de ambos países fue sacudida por otro escándalo bautizado como Ucraniagate: la supuesta presión que Donald Trump había ejercido sobre las autoridades ucranianas para que investigasen a Joe Biden.
Una vez que Volodímir Zelenski fue elegido presidente de Ucrania, el abogado personal de Trump, Rudolph Giuliani, arribó a Kiev para intentar entablar una cooperación con la élite gobernante y reunir material que incriminase a Biden. En respuesta, el Partido Demócrata contraatacó iniciando un juicio político contra Trump. Finalmente, los demócratas fracasaron, porque la mayoría republicana del Senado apoyó al inquilino de la Casa Blanca, recuerda Didenko.
A su vez, el exfiscal general ucraniano Shokin comenzó a cooperar activamente con los representantes de Trump compartiendo la información que tenía sobre el caso Burisma. Poco después, alguien intentó envenenarlo durante unas vacaciones en Grecia. Finalmente, los demócratas lograron obstaculizar significativamente la investigación lanzada contra Biden. Lo hicieron con ayuda del primer fiscal general nombrado por Zelenski, Ruslán Riaboshapka, quien en noviembre del 2019 afirmó que ya no existía el caso Burisma.
«El caso Burisma es una clara evidencia del saqueo sistemático del país por parte de los grupos oligárquicos, que periódicamente organizan guerras entre sí para redistribuir su propiedad. Esta es una clara demostración de la hipocresía de EE.UU., que habla de su devoción a la democracia, a la apertura y a la transparencia, mientras que los funcionarios estadounidenses alientan la corrupción y el abuso en otros Estados que dependen demasiado de Washington», resume el medio.
En marzo de 2020, el actual presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, destituyó a Riaboshapka como fiscal general por falta de confianza. En el documento se señala que durante sus más de seis meses en el cargo, Ryaboshapka no abordó la investigación de las acciones ilegales de altos funcionarios del Gobierno de Ucrania.
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