Con un peso de 24,5 toneladas y un diámetro de 3,6 metros, la obra fue encontrada de manera accidental el 17 de diciembre de 1790 en el costado sur de la Plaza Mayor de la Ciudad de México, cuando el Gobierno colonial español desarrollaba trabajos de empedrado y para conducir el agua.
Actualmente la escultura astronómica se ubica en la Sala Mexica del Museo Nacional de Antropología, en la capital del país, y fue dejada con el relieve a la vista por
los conquistadores de Tenochtitlán en el poniente del palacio virreinal en la Plaza Mayor, espacio que hoy constituye el Zócalo.
En el siglo XVI el arzobispo fray Alonso de Montúfar mandó voltear la obra y enterrarla por considerarla producida por el demonio y con mala influencia entre los habitantes de la ciudad, de acuerdo con información del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
A
finales del siglo XVII la obra fue reencontrada entre el fango, de donde fue extraída y erguida a un lado de la excavación. Más adelante fue colocada en la torre poniente de la Catedral Metropolitana con la cara hacia el oeste, donde hoy se encuentra la calle Cinco de Mayo.
CC/maye