Homo erectus se adaptó a climas extremos hace un millón de años
El Homo erectus fue capaz de prosperar en entornos extremadamente áridos y hostiles de África oriental mucho antes de lo que se consideraba previamente, lo cual replantea el rol de este homínido en la evolución de la adaptabilidad humana, indicó un análisis liderado por Julio Mercader, de la Universidad de Calgary, Canadá, quien contó con la participación del Centro Nacional de Evolución Humana de España. Los resultados se publicaron en Communications Earth & Environment.
Evidencia que redefine el paradigma
Tradicionalmente, se pensaba que solo el Homo sapiens era capaz de habitar con éxito en climas extremos, como desiertos o zonas con lluvias intensas. Sin embargo, los datos recolectados en Engaji Nanyori, Tanzania, muestran que el Homo erectus sobrevivió en un paisaje dominado por desierto-estepario, con vegetación escasa y períodos recurrentes de incendios en el África oriental, gracias a su habilidad para aprovechar de manera precisa los recursos naturales disponibles.
“El Homo erectus demostró una gran capacidad de resiliencia y estrategia en un ambiente hostil y cambiante”, explicó Mercader. “Esta investigación no solo amplía su rango ecológico, sino que también lo posiciona como una especie con una adaptabilidad más sofisticada de lo que se pensaba hasta ahora”, acotó.
Planificación y movilidad calculadas
El estudio identificó más de 22 mil herramientas de piedra en el yacimiento, la mayoría usadas para procesar grandes herbívoros. Estas herramientas, en su mayoría hechas de cuarcita, fueron elaboradas a partir de materiales extraídos de una distancia de hasta 13 kilómetros del yacimiento, lo que denota premeditación y movilidad.
“La combinación de tácticas de caza, procesamiento de cadáveres de animales y selección estratégica de asentamientos cercanos a zonas fluviales demuestra una capacidad de adaptación notable”, subrayó la investigadora Palmira Saladié, quien lideró el análisis zooarqueológico y tafonómico del yacimiento.
Su investigación evidencia que Homo erectus priorizaba la caza de herbívoros como bóvidos y antílopes de tamaño medio, para optimizar el uso de recursos animales con herramientas diseñadas para tareas específicas, como la desarticulación y la extracción de médula ósea.
Por su parte, la investigadora del Museo Nacional de Kenia, Pamela Akuku, subrayó la importancia de los entornos fluviales en esta adaptación. “Los homíninos desarrollaron una estrategia de supervivencia basada en la reocupación de áreas estratégicas con acceso recurrente a agua, incluyendo zonas donde confluyen ríos que proporcionaban recursos durante los períodos más áridos”, acotó.
Fuente: SINC
VTV/DC/DS