Según el estudio, una de las principales mutaciones genéticas responsables del pequeño tamaño de ciertas razas de perros, como los pomerania y los chihuahuas, evolucionó en parientes caninos mucho antes de que los humanos empezaran a criar a estos compañeros en miniatura. Los investigadores descubrieron que la mutación puede remontarse a hace más de 50.000 años.
Los investigadores descubrieron la mutación, que se encuentra en el gen del factor de crecimiento semejante a la insulina 1 (IGF1), estudiando los datos recogidos en el marco del Proyecto Genoma del Perro de los Institutos Nacionales de Salud del Reino Unido (NIH), un proyecto de ciencia ciudadana en el que los propietarios recogen muestras de ADN de sus perros.
Esta inusual mutación, encontrada no en el gen IGF1 en sí, sino en el ADN que regula la expresión de este gen, había eludido previamente a los investigadores durante más de una década. CC/JML
Foto: Sputnik