Presidente Maduro: Antonio José de Sucre ¡Ejemplo de valentía y lealtad profunda!
El presidente de la República, Nicolás Maduro, enaltece el legado que dejó el Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, “en su paso por numerosas batallas determinantes para forjar junto a Simón Bolívar, el destino libertario de Latinoamérica”.
A través de su cuenta en la red social Twitter, el jefe de Estado exclamó: «¡Viva Sucre!», una expresión que conmemora los 192 años de su siembra en la historia de Venezuela y Latinoamérica.
¡Ejemplo de valentía y lealtad profunda! Es el legado que dejó el Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, en su paso por numerosas batallas determinantes para forjar junto a Bolívar, el destino libertario de Latinoamérica. ¡Viva Sucre! pic.twitter.com/6sqBSnL7Jh
— Nicolás Maduro (@NicolasMaduro) June 4, 2022
Conocido como el Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José Francisco de Sucre y Alcalá es considerado como el militar más completo de los próceres de la independencia. Nació el 3 de febrero de 1795 en Cumaná, denominado en 1898 como estado Sucre, al nororiente de Venezuela. Fue hijo del teniente coronel Vicente de Sucre y Urbaneja y María Manuela de Alcalá.
Y fue el 4 de junio de 1830, cuando regresaba a encontrarse con su familia en Quito, el Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, fue asesinado de un balazo que le causó la muerte de manera inmediata, al momento que cruzaba el sendero estrecho de Cabuyal de las montañas de Berruecos (sur de Colombia). La conjura fue ordenada por José María Obando, jefe militar de la provincia de Pasto.
Como autores materiales fueron señalados José Erazo y Apolinar Morillo, quien diez años más tarde fue apresado y fusilado por esta causa.
Antonio José de Sucre y Alcalá, el Gran Mariscal de Ayacucho, fue un hombre de indoblegable actitud libertaria y vigilante de la probidad. Castigaba sin vacilar los crímenes, vicios y corruptelas, pero fue magnánimo con enemigos y adversarios vencidos. Siempre resaltó de Sucre los valores del patriotismo suramericano, el honor, de la gratitud y la lealtad.
En la última carta de Antonio José de Sucre a Simón Bolívar, escrita en Bogotá el 8 de mayo de 1830, dice:
«No son palabras las que pueden fácilmente explicar los sentimientos de mi alma respecto a usted Libertador. Usted los conoce, pues me conoce mucho tiempo y sabe que no es su poder, sino su amistad la que me ha inspirado el más tierno afecto a su persona. Lo conservaré, cualquiera que sea la suerte que nos quepa, y me lisonjeo que usted me conservará siempre el aprecio que me ha dispensado. Sabré en todas circunstancias merecerlo. Adiós, mi general, reciba usted por gaje de mi amistad las lágrimas que en este momento me hace verter la ausencia de usted. Sea usted feliz en todas partes y en todas partes cuente con los servicios y con la gratitud de su más fiel y apasionado amigo».
Sus restos descansan en la Catedral Metropolitana de Quito, capital de Ecuador.
VTV/FB/ADN