Mano robótica controlada con imanes funciona casi como una natural

El Instituto de Biorobótica de la Escuela Superior de Santa Ana, Italia impulsó una investigación para crear la primera mano protésica controlada magnéticamente, Mia-Hand, que permitió a una persona amputada realizar actividades cotidianas como abrir un recipiente o utilizar un destornillador, simplemente mediante sus pensamientos. El dispositivo fue desarrollado por la compañía de automatización, Prensilia, y sus resultados se publicaron en la revista Science Robotics.

El equipo del director de Instituto, Christian Cipriani, desarrolló una interfaz que conecta el muñón del miembro amputado con la prótesis y descodifica las intenciones motoras. El sistema implanta pequeños imanes en los músculos del antebrazo que interactúan con Mia-Hand, los cuales permiten que la prótesis detecte las señales de los músculos y las convierta en movimientos de la mano robótica. 

Paciente: Daniel

Esta tecnología se probó con éxito en un paciente de 34 años, identificado como Daniel, quien utilizó la prótesis durante seis semanas. Daniel fue seleccionado para el estudio porque aún sentía la presencia de su mano, y los músculos residuales de su brazo respondían a sus intenciones de movimiento. El voluntario perdió la mano izquierda en septiembre de 2022 en un incidente traumático. “Esta prótesis me permitió recuperar sensaciones y emociones perdidas, siento como si moviera mi propia mano”, afirmó Daniel. Lo escogimos porque estaba muy motivado y tenía una excelente movilidad muscular, característica deseable para esta interfaz”, así lo explicó la coautora del estudio, Marta Gherardini.

El miembro fantasma

“Hay 20 músculos en el antebrazo y un gran número de ellos controlan los movimientos de la mano. Muchas personas que han perdido esta parte siguen sintiéndola como si aún la tuvieran y los músculos se mueven en respuesta a las órdenes del cerebro”, explicó Cipriani. A este fenómeno se le denomina como síndrome del miembro fantasma.

Según detalló el ortopedista, Lorenzo Andreani, quien coordinó la intervención “uno de los retos más complejos fue identificar los músculos residuales en la zona de la amputación, que se seleccionaron con precisión utilizando imágenes de resonancia magnética preoperatoria y electromiografía”. Pese a estas dificultades, el equipo pudo completar el implante y establecer las conexiones.

Funciona casi como una mano natural

“Para facilitar la conexión entre el antebrazo donde se implantaron los imanes y la mano robótica, fabricamos un encaje protésico de fibra de carbono que contenía el sistema electrónico capaz de localizar el movimiento de los imanes”, explicó Cipriani. Daniel recogió y movió objetos de diferentes maneras, y realizó tareas como cortar con un cuchillo, subir un cierre de pantalón, controlar la fuerza al agarrar objetos frágiles, entre otros. Por su parte, Gherardini enfatizó que este sistema “permite tanto el control de la prótesis como la transmisión de información sensorial relevante al usuario».

Futuro del estudio

Adicionalmente, Gherardini prevé realizar más estudios con otros pacientes en los próximos dos años. “En la actualidad, la prótesis robótica está aún en fase de prototipo y necesitará más perfeccionamiento y optimización”, así lo detalló. “No se han definido los detalles de su futura comercialización, aunque lograr la traslación clínica del dispositivo es sin duda nuestro objetivo a largo plazo”, subrayó.

Respecto a otras aplicaciones, la investigadora resaltó que esta tecnología es “inmediatamente aplicable a cualquier tipo de amputación, siempre que haya suficiente tejido muscular residual para implantar los imanes». Además, pronosticó que las placas que alojan los sensores de campo magnético podría modificarse para una mayor adaptación a diferentes regiones anatómicas.

Fuente: SINC

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