Muestran evidencias de un océano bajo la gélida superficie de Mimas
En 1789, el astrónomo William Herschel descubrió dos satélites de Saturno: Encélado y el que luego se bautizaría como uno de los gigantes de la mitología griega: Mimas. Los datos que recogió la sonda Cassini en esas lunas heladas permitieron descubrir que Encélado oculta un océano con fuentes termales, cuyos productos se expulsan por penachos gigantes de hielo y gas hacia el espacio.
Mimas, sin embargo, que a algunos le recuerda a la Estrella de la Muerte de La Guerra de las Galaxias, presenta una superficie llena de cráteres que no delata que haya esa gran masa de agua debajo, pero eso es precisamente lo que ha descubierto un equipo de investigadores franceses, luego de revisar los datos que tomó la nave Cassini antes de su espectacular desintegración en 2017, en la atmósfera de Saturno.
Aunque algún estudio anterior ya lo sugería, según el nuevo artículo, que publica esta semana la revista Nature, el océano subsuperficial de Mimas es relativamente reciente y aún está en evolución. Las simulaciones indican que apareció hace 25 y 2 millones de años, y que está bajo una capa helada de 20 a 30 kilómetros de profundidad. La interfaz océano-hielo alcanzó esta profundidad hace relativamente poco, menos de 2 o 3 millones de años, por lo que todavía no habría tenido tiempo de dejar huella en la superficie lunar.
Para llegar a estos resultados, los investigadores se fijaron en los datos de la órbita de este satélite. “Utilizamos decenas de miles de imágenes de las 19 lunas de Saturno para restringir completamente la dinámica orbital de todo el sistema”, explicó el autor principal del estudio, Valery Lainey.
“Y después, pudimos restringir el movimiento orbital de Mimas con tanta precisión que logramos detectar un ligero cambio en la deriva de la orientación de esta órbita en el espacio”. Investigaciones anteriores habían sugerido dos posibilidades para explicar cómo es el interior de Mimas: un cuerpo sólido con un núcleo rocoso alargado, o bien con un océano global bajo su superficie.
En una valoración paralela, publicada también en Nature, los astrónomos estadounidenses Matija Ćuk y Alyssa Rose Rhoden concluyeron que, “los hallazgos motivarán un examen exhaustivo de las lunas heladas de tamaño medio de todo el sistema solar, y obligan a replantearse lo que es una luna oceánica”.
Fuente: Sinc
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