Museo Arturo Michelena inaugura este jueves la muestra “José Gregorio Hernández. 100 años de devoción”
Con un sentido homenaje al “Médico de los pobres” en el centésimo aniversario de su fallecimiento, el Museo Arturo Michelena (MAM) de la Fundación Museos Nacionales (FMN) abrirá para el disfrute del público, en especial de la parroquia La Pastora, en Caracas, la muestra “José Gregorio Hernández. 100 años de devoción”.
El evento pautado para este jueves 12 de diciembre de 2019, a las 11:00 de la mañana, en la sala de extensión de esta pinacoteca, ubicada en la esquina de Urapal, reseña el Ministerio del Poder Popular para la Cultura en su portal web.
Vale recordar que esta exposición ya estuvo presente (desde junio hasta septiembre de 2019) en el Museo de Bellas Artes (MBA). Allí se contó con 25 obras pertenecientes a la colección de la FMN, así como tallas de madera de diferentes artistas nacionales e internacionales se conjugaron para mostrar al público visitantes una visión artística y desmitificada del “Siervo de Dios”.
La selección y el montaje de las obras que conforman esta curaduría estuvo a cargo de Robert Cárdenas trabajador del FMN, entretanto los textos de salas son autoría del investigador Abraham Fernández, quien aseguró en su momento que “100 años se dice muy fácil, pero en el viaje vital de un ser humano es muchísimo tiempo. La figura de José Gregorio Hernández en el subconsciente colectivo es tan fuerte y tan importante que no se perderá en el transcurso del tiempo”.
Ciencia y religión
Nacido el 26 de octubre de 1845 en Isnotú, estado Trujillo, José Gregorio Hernández Cisneros fue el primero de seis hermanos del matrimonio entre Benigno María Hernández Manzaneda (de origen colombiano) y Josefa Antonia Cisneros Mansilla (con antepasados canarios).
Vivió toda su infancia en su pueblo natal. A los trece años informó a sus padres sus intenciones de estudiar Derecho, sin embargo, su progenitor lo convenció de cursar Medicina.
En 1878 llega a Caracas e inicia estudios de bachillerato en el Colegio Villegas, uno de los centros más prestigiosos de la época. De acuerdo con el doctor Guillermo Tell Villegas, director del centro, el joven prefería pasar su tiempo con los libros y era poco dado a jugar con sus compañeros de clases.
Fue tan buen alumno que obtuvo las mejores notas. En varias ocasiones obtuvo premios por su constancia, así como por su buena conducta. Tal fue su adelanto que llegó incluso a ejercer como profesor de Aritmética para alumnos del primer curso. Al egresar obtuvo el título de bachiller en Filosofía.
Con 17 años fue admitido en la Universidad Central de Venezuela, en la carrera de Medicina. Durante los seis años de carrera, en donde se evaluaban aspectos como aplicación, aprovechamiento, buena conducta y asistencia. Obtuvo calificaciones sobresalientes.
Obtuvo el grado de médico en 1888, para ese momento ya hablaba inglés, francés, portugués, alemán e italiano, y dominaba el latín, además tenía conocimientos de hebreo, era filósofo, músico y tenía profundos conocimientos de Teología.
Con su título en mano, Hernández regresó a Isnotú en 1889. A partir de ese momento ejerció la Medicina entre los suyos. En ese sentido, recorrió los estados andinos (Táchira, Mérida y Trujillo) a fin de atender a la población local. Fue en ese momento cuando recibió una recomendación del presidente Dr. Juan Pablo Rojas Paúl para ir a París (Francia) a ampliar sus estudios y conocer de cerca ciertas materias experimentales y así contribuir con la modernización de la Medicina venezolana.
En la capital gala realizó estudios en los laboratorios de Charles Robert Richet, Premio Nobel de Medicina 1913 y profesor de Fisiología Experimental en la Escuela de Medicina de la capital gala. En el laboratorio de Mathias Duval profundiza en las aéreas de Microbiología, Histología Normal, Patología, Bacteriología, Embriología y Fisiología Experimental. También estudió en Berlín Histología y Anatomía Patológica, a la vez que inicia un nuevo curso de Bacteriología.
Culminados sus estudios, el doctor Hernández regresa a Venezuela a fin de ejercer como profesor en la Universidad Central de Venezuela; además, trae desde Europa valiosos equipos médicos para el Hospital Vargas. A él se le debe la introducción del microscopio en Venezuela.
Es considerado el impulsor y pionero de la verdadera docencia científica y pedagógica en Venezuela, basada en lecciones explicativas, con observación de los fenómenos vitales, la experimentación sistematizada, prácticas y pruebas de laboratorio.
José Gregorio Hernández muere en Caracas, el 29 de junio de 1919, por una fractura de cráneo, consecuencia del golpe que recibió luego de ser atropellado por un auto Essex, conducido por Fernando Bustamante. El hecho ocurrió en la esquina de Amadores, muy cerca de donde está ubicado el Museo Arturo Michelena.
Al cumplirse 100 años del fallecimiento del “Siervo de Dios”, el MAM y la Fundación Museos Nacionales invitan a visitar esta muestra y dar una mirada, desde el arte y la cultura, a la vida y el legado del Venerable. /JML