«No puedo respirar»: otro afrodescendiente muere en cárcel de EE.UU.
Otro video salió este fin de semana sobre un hombre de raza negra, bajo custodia policial en EE.UU., quien grita “no puedo respirar” antes de morir por asfixia.
El material audiovisual se publicó el miércoles después de que un juez de Carolina del Norte ordenara la difusión de las imágenes de las cámaras de vigilancia del interior del centro de detención.
En la grabación se pueden ver los minutos finales de John Elliott Neville, un afroestadounidense de 56 años de edad, que les dice repetidamente a los agentes policiales que se está asfixiando, luego colapsa y pocos días después muere en un hospital local.
También se puede escuchar cómo Neville grita: “¡Déjenme ir!”, “¡Ayúdenme!” y “¡Mamá!”, después de su arresto el pasado 1 de diciembre, reportó HispanTV.
La brutalidad policial empezó cuando los agentes penitenciarios y una enfermera fueron enviados a su celda, donde encontraron a Neville desorientado y confundido. Se puede escuchar a Neville gemir: “Espera, déjame levantarme”, mientras los agentes lo sujetan en el suelo y forcejean con él.
En el vídeo se escuchan las súplicas del afroamericano a los guardias penitenciarios hasta que es trasladado a otra celda donde lo colocan en el suelo y lo inmovilizan, entonces, los policías intentan quitarle las esposas al detenido, quien en este punto ya no grita y parece no responder.
La causa de la muerte de Neville apunta a “complicaciones de una lesión cerebral isquémica hipóxica por un paro cardiopulmonar debido a la asfixia posicional y compresional durante la inmovilización boca abajo”, según el informe de la autopsia del médico forense del condado de Forsyth.
Los cinco agentes penitenciarios y la enfermera que atendieron a Neville antes de su muerte han sido acusados de “homicidio involuntario” por el fiscal de Forsyth, Jim O’Neill.
Su muerte es exactamente similar la de George Floyd, el afroestadounidense que murió el 25 de mayo a manos de un policía blanco, quien lo asfixió con su rodilla, en una calle de Mineápolis durante su arresto mientras que la víctima decía: “No puedo respirar”.
Su agonía fue filmada, se viralizó en las redes sociales y desató la cólera y las protestas que incendiaron a Estados Unidos y otras partes del mundo contra el racismo y la brutalidad policial.

/maye