OMS pide unidad y movilización para acabar con el cáncer de cuello de útero

El Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, se unió a  personalidades, Primeras Damas, supervivientes de cáncer y organizaciones de la salud y comunitarias para concienciar y movilizar los esfuerzos en la lucha contra el cáncer de cuello de útero, un año después de que el organismo lanzara una histórica iniciativa mundial sobre la eliminación de la enfermedad.

Todos ellos destacaron las desigualdades en el acceso a las herramientas y a los tratamientos que pueden salvar vidas, como está ocurriendo con la pandemia de COVID-19, pero también pusieron de relieve los nuevos avances en materia de prevención y tratamiento.

«El cáncer de cuello uterino causa un inmenso sufrimiento, pero es casi completamente prevenible y, si se diagnostica a tiempo, es uno de los cánceres que se pueden tratar con más éxito», dijo Tedros. 

El máximo responsable de la OMS añadió que «tenemos las herramientas para que el cáncer de cuello uterino pase a la historia, pero sólo pasará si ponemos esas herramientas a disposición de todos los que las necesitan. Junto a  nuestros socios de la iniciativa de la OMS para la eliminación del cáncer de cuello uterino, eso es lo que pretendemos hacer

El cáncer de cuello uterino es el cuarto tipo de cáncer más frecuente entre las mujeres, y casi todos los casos están vinculados con la infección por papilomavirus humanos (VPH), un virus de alto riesgo, muy común y que se transmite por contacto sexual, reseña nota de prensa de la ONU.

La agencia de salud de la ONU señala que las mujeres y las adolescentes de los países más pobres se ven privadas de instalaciones de servicios de detección, vacunas contra el papilomavirus y tratamientos «que las de los lugares prósperos dan por sentado». A pesar de que el riesgo de contraer la enfermedad se multiplica por seis entre las mujeres que viven con este virus, muchas no tienen acceso a la vacunación o a las pruebas de detección.

Además, los fabricantes han orientado su oferta hacia las naciones más ricas. El año pasado, sólo el 13% de las niñas de entre nueve y catorce años de edad en todo el mundo fueron vacunadas contra el papilomavirus, mientras que unos 80 países, que representan alrededor de dos tercios de la carga mundial de cáncer de cuello uterino, aún no han implantado la vacunación. 

Al igual que ocurre con la pandemia de COVID-19, la disparidad en las tasas de mortalidad es enorme: nueve de cada diez casos de cáncer cervicouterino se producen en países de ingresos bajos y medios.

GG/maye