OPINIÓN | Crisis del complejo de defensa e industrial de Ucrania, por Ramón Rodríguez Montero
El complejo de defensa e industrial de Ucrania incluye un conglomerado de empresas, institutos de investigación científica y las plantas de reparación que heredaron de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y que son parte de las cadenas de producción rusas de algunos tipos de armas que hacen de esta industria de defensa nacional una especie de sistema autosustentable, capaz de crear productos finales desde el desarrollo del proyecto hasta la producción en serie y el servicio posventa, sin embargo, Kiev no lo ha desarrollado.
Luego del colapso de la URSS, la industria de defensa de Ucrania contaba con más de 3 mil 500 empresas. de las cuales alrededor de 700 eran fábricas de producción netamente militar donde trabajaban casi un millón y medio de personas. Ahora bien, después de la separación de la URSS., el potencial de defensa del país comenzó a caer vertiginosamente, y en 1997 y estas empresas de defensa se había reducido cinco veces; es decir quedaron unas 140, el volumen de producción disminuyó siete veces; todo esto como resultado de una depauperación económica generalizada del estado producto de la falta de voluntad política, así como la ruptura de los vínculos de cooperación con las empresas rusas, la industria de defensa ucraniana sufrió pérdidas irreparables. por otra parte, la falta un concepto estratégico de defensa estatal importante debido a la falta crónica de presupuesto para sus fuerzas armadas nacionales y la existencia abundante de armas provenientes de la URSS, contribuyó en la reducción numerosa de personal de esta industria.
La paralización de investigaciones y desarrollo iniciado durante la época de la URSS, provocó la pérdida de competencias y tecnologías clave; como resultado, Ucrania ha asumido la exportación de equipos soviéticos reparados o modificados. en cuanto al complejo industrial, está desgastado en 70-80%, esto, aunado a la baja rentabilidad y a la alta competencia, conduce a los productores ucranianos al corredor de precios de dumping, mientras, la capacidad lograda durane la época Soviética luce inalcanzable, y por si fuera poco, limita la modernización radical de las que quedan debido a que no pueden contar con inversiones privadas, ni del estado.
Luego de 30 años de separación de la URSS, Ucrania no ha desarrollado, ni producido siquiera un modelo nuevo de arma, ni hablar de producción en serie; cabe destacar que un elemento estratégico para la seguridad de la Nación es la modernización y mejoras cualitativas de armas y equipos militares para poder aprovechar al máximo las virtudes iniciales de estos, ya que de no hacerlo se puede perder la capacidad de producir armas conceptualmente nuevas y terminar descubriendo el agua tibia.
Por otra parte, los retrasos y la calidad afectan seriamente la demanda de sus productos. un ejemplo de ello es que Ucrania incumplió un contrato firmado en 2013-2014 con Irak en el que le suministraría 58 BTR-4 considerados por Kiev como los «últimos» desarrollos en el área. Por su parte, el Ministerio de Defensa iraquí canceló el contrato por mala calidad de los vehículos blindados, y rechazó el suministro de los equipos restantes, ¿El principal de los reclamos?, El blindaje de los vehículos tenía grietas y por si fuerta poco, no contenían los impactos de armas cortas, lo que se repitió en todos los modelos a partir del año 2014, los cuales debieron ser reforzados, aumentando el peso de estas undades lo que resultó en que la mala suspensión no resistía el peso y se rompía, y los vehículos anfibios, se hundían.
Con tailandia ocurió algo similar con los 49 tanques «Oplot-M», una versión modernizada de los T-80 soviéticos, pues se entregaron en 2018 cuando el contrato se firmó en 2001.
En el año 2015, Ucrania rompió unilateralmente el tratado de cooperación Técnico-militar con Rusia para cumplir con los requerimientos de la OTAN, todo esto con la visión de impulsar el desarrollo de la industria para la defensa de la Nación, pero como reza el refrán «lo que está a la vista, no necestia anteojos», el resultado es la merma en la producción de este sector ya que los fabricantes de todos los productos complejos en la industria de la aviación, la construcción naval y de motores, la fabricación de instrumentos y los sistemas de armas precisos se han orientado, tanto técnica como financieramente, al mercado ruso.
Ramón Rodríguez M.
Periodista
@rrodriguezmontero