OPINIÓN | Estamos llegando a los extremos dentro de la práctica religiosa, por Gabriel Henríquez

La religiosidad desde hace tiempo dejó de ser el ejercicio noble del amor cristiano al servicio de una comunidad; hoy es un hecho deshumanizado, degradado y corrompido. Una selva donde el canibalismo ha llevado la lucha al pantano. Nadie cree en nada ni en nadie. Los liderazgos religiosos de base son censurados y calumniados sin piedad, imponiéndose para ello la cultura del odio. Las redes sociales muelen el prestigio de las iglesias pequeñas y emergentes una y otra vez; no paran, no hay limites en eso de triturar y difamar cualquier conducta o acto que no sea del agrado de los que se creen dueños de Dios. Lo peor es tener que soportar a unos pocos líderes ‘religiosos’ protagonistas alimentarse constantemente esta indeseable conducta. Eso es lo que nos ha llevado a este pantanal, una función pastoral partidizada hacia los intereses de la CEV, ¿Dónde está el cristianismo en éstos actos? Son actos al mejor estilo de mafias y de mafiosos.

Mientras esto ocurre, dejan a una sociedad vacía y sin voluntad espiritual, cada vez más necesitada de amor por Cristo, acción que ignoran porque su objetivo pareciera ser otro.

Se ha perdido todo punto de referencia, lo más valioso ha desaparecido. Nuestros valores y principios parecieran no tener sentido frente a una dictadura de la fe que tiene el mérito de haber destruido la identidad espiritual de un continente por más de 500 años. Frente a ello, unos clerigos con intereses políticos partidistas, incapaces de superar las diferencias, Incapaces de agruparnos a todos para cambiar el odio y división por el amor y la solidaridad que Cristo el señor nos manda en su evangelio, para que así podamos encontrar de nuevo el camino del progreso pastoral y la evangelización que necesita el país.

Pero la realidad me dice que seguimos atravesando el desierto, que esa union mil veces deseada sigue siendo una ficción y que no hay forma de reinventarnos para llegar a ella. ¡Que tragedia!
¿Cuántos obstáculos tendremos aún que superar? ¿Cuánto tiempo faltará para que ese deseo, esa ficción, sea una realidad y mañana no tengamos que seguir lamentando la ceguera de los prelados medievales que están en las catedrales del país?

Estas reflexiones hacen venir a mi memoria aquel pasaje musical del cantor del pueblo Alí Primera cuando dice: «busca al cura de parroquia, no busques al cardenal» es el momento de decirle a todo cristiano, ya no Basta con Rezar ya basta de los meta relatos impuestos por más de 500 años por parte del episcopado romano, es tiempo de buscar la verdad del evangelio de Cristo y hacerlo realidad junto a su pueblo hoy sufriente a causa del bloqueo y demás daños que agreden ferozmente a Venezuela, es el momento de creer en el amor de Dios, de Orar haciendo y hacer misa trabajando y Produciendo por esta tierra BOLIVARIANA. Desprendámonos de los antivalores que los ‘mercaderes del templo’ de esta época nos han implantado a través de su teología del miedo.

Busquemos la manera de vivir en el Cristo resucitado que camina en medio de esta pamdemia, Jesús el señor no solo está en los templos, hoy nos espera en las calles, campos y fábricas esperando que tiremos la red del otro lado del barco para poder pescar, es la hora que construyamos una Teología productiva liberadora y más humana, consona con las realidades que vivimos y más cercana al pueblo. Que el Jesús carpintero de Nazareth nos inspire y acompañe es está batalla por la esperanza.

Dios bendice a Venezuela!

Revd. Gabriel Henríquez
SACERDOTE ANGLICANO
#GenteDeDios