Pequeños empresarios de EE.UU. son las principales víctimas de los aranceles de Trump
Las empresas pequeñas de Estados Unidos serán las principales afectadas por la guerra arancelaria que libra el presidente estadounidense, Donald Trump, hecho que fue explicado por el fundador y jefe de Small Business Majority, John Arensmeyer, quien lidera un grupo en defensa de más de 85 mil emprendimientos. Amerita mencionar que los aranceles del 145 % impuestos por Trump a las importaciones chinas, representaron casi 440 mil millones en bienes para Estados Unidos durante el año pasado.
Arensmeyer explicó que las compañías pequeñas tendrán que subir los precios, recortar personal, retrasar sus planes de crecimiento o cerrar definitivamente, medidas adversas para enfrentar los crecientes costos de las importaciones ahora ausentes en el mercado nacional estadounidense. “Las pequeñas empresas tienen márgenes más estrechos y menos influencia para negociar con los proveedores”, explicó Arensmeyer a un medio de EE.UU.
Seguidamente, el director ejecutivo de Small Business indicó que los emprendimientos generalmente carecen de reservas de efectivo para enfrentar subidas de precios inesperadas, y acusó que los aranceles equivalen a una crisis para las pequeñas empresas, una en la que “no tienen mucho control”.
La industria estadounidense no resurgirá por los aranceles
Aunque Trump promociona los aranceles como una forma de impulsar la fabricación nacional, Arensmeyer advirtió que un aumento en la producción estadounidense podría tardar demasiado tiempo en materializarse. “No se puede arreglar de la noche a la mañana”, advirtió Arensmeyer. “No se puede decir simplemente: ‘Oh, vamos a tener un arancel, y ahora la gente va a comprar en el país’, cuando esos productos no se están fabricando en el país”, añadió.
La industria textil y de confección de Estados Unidos se ha contraído notablemente en las últimas décadas, en gran parte debido al aumento de la producción extranjera más barata y a la globalización, según afirmó la profesora del Departamento de Estudios de Moda y Confección de la Universidad de Delaware, Sheng Lu.
Impacto a la industria local


Por su parte, los propietarios de negocios locales compartieron sus declaraciones al respecto, como es el caso de The Mitchell Group, una empresa textil familiar de segunda generación con sede en Niles, estado de Illinois. Mitchell Group dispone de 18 empleados a tiempo completo y 12 representantes comerciales, además de generar cerca de 10 millones de dólares en ingresos anuales, así lo contabilizó su presidente, Bill Fisch.
“Debido a nuestro modelo de negocio, los aranceles han puesto a prueba nuestra liquidez”, afirmó la directora de operaciones de la empresa, Ann Brunett, . “Solemos tener mercancía a mano. Así que estoy pagando un arancel del 45 % —más impuestos— para traer productos que podrían quedarse en un estante hasta que nuestros distribuidores los necesiten. Eso inmoviliza nuestra liquidez”.
Brunett afirmó que la empresa hará “todo lo posible” para evitar el cierre y acotó que el negocio “lo es todo para nosotros”, además de expresar sus deseos por evitar que la empresa se vea obligada a despedir a sus empleados.
China es el líder indiscutido de la industria mundial
Por su parte, Fisch explora a Vietnam, India, Malasia e incluso Europa como alternativas de producción. “Nadie tiene la infraestructura que tiene China”, declaró. “Necesitamos que nuestros tejidos recubiertos se produzcan bajo un mismo techo y con nuestros exigentes estándares. No se puede fabricar una pieza en Vietnam, otra en India y ensamblar en Tailandia. Eso no funciona”, acotó. Fisch explicó además que los materiales críticos que utiliza el Grupo Mitchell, como polímeros de vinilo y textiles especializados, son prácticamente inexistentes en Estados Unidos.
El gigante asiático es el mayor productor textil del mundo y fabrica algodón, seda, fibras sintéticas y polímeros de vinilo. Fisch añadió que se le imposibilita encontrar trabajadores suficientes para dotar de personal una fábrica de tejidos en Mississippi. “¿El negocio textil para nuestro tipo de producto? Aquí ya no existe”, lamentó el empresario.
Los microemprendimientos son todavía más vulnerables
Por su parte, Christina e Ian Lacey, fundaron Retuned Jewelry en 2017, una iniciativa basada en Erie, estado Colorado, que se dedica a reciclar cuerdas de instrumentos para la fabricación de pendientes, collares y pulseras, negocio que les permite un ingreso promedio de 360 mil dólares en ventas anuales. “Hemos trabajado 24 horas al día, 7 días a la semana”, explicó Christina. “Es nuestro bebé. Nos hemos agotado para mantenerlo vivo”, expresó la emprendedora.
Aparte de las cuerdas, la pareja Lacey requiere materiales procedentes de China, como perlas, cadenas, cierres y ganchos; productos que ambos ciudadanos no encuentran en el mercado nacional porque la industria estadounidense prescinde de producir tales insumos. «Hemos buscado”, indicó Christina. “Aquí no hay ninguna planta que fabrique lo que necesitamos”, acotó.
Fuente: Medios internacionales
VTV/DC/CP