Plantar árboles: ¿La solución para frenar el calentamiento global?
Los bosques en crecimiento secuestran carbono. El aprovechamiento de esta capacidad mediante la forestación (plantar árboles), que incluye tanto la forestación para crear nuevos bosques donde no existía cobertura arbórea anterior, como la reforestación para restaurar bosques agotados, se ha propuesto ampliamente como una estrategia prometedora para contrarrestar el aumento de las emisiones de carbono a fin de mitigar el cambio climático mundial en curso.
Sin embargo, los beneficios climáticos reales de la forestación son inciertos, debido a que el aumento de la cobertura arbórea reduce el albedo (la capacidad para reflejar la energía solar) del paisaje, lo que en función de la escala, podría dar lugar a efectos de calentamiento local o global.
La reforestación urbana es una solución eficaz, económica y atractiva para frenar el calentamiento global, reducir el consumo de energía, limpiar el aire, embellecer las áreas urbanas, promover la inclusión y la cohesión social y, en última instancia, mejorar la calidad de vida. pic.twitter.com/xADeOQuixI
— Los Árboles Mágicos ®️, (by Oscar Gaitan) (@arboles_magicos) January 9, 2022
Esto es aplicable especialmente para las regiones de tierras secas que cubren casi el 40% de la superficie terrestre global y donde el efecto de calentamiento del albedo de la forestación, podría superar con creces cualquier efecto de enfriamiento de la retención de carbono a medida que las tierras desérticas reflectantes se convierten en una cubierta forestal de absorción de energía más oscura.
Para comprender mejor los posibles beneficios climáticos de la forestación de tierras secas, el equipo de Shani Rohatyn, del Instituto Tecnológico de Israel (El Technion), realizó un análisis espacial de alta resolución de las tierras secas globales y simuló los efectos climáticos de la forestación en estas regiones.
A través de su investigación, Rohatyn y sus colegas identificaron 448 millones de hectáreas adecuadas para la forestación y un potencial de secuestro de más de 32 mil millones de toneladas de carbono en los próximos 80 años.
VTV/CC/JMP
Fuente: NCYT