¿Qué se puede esperar y qué no de la inteligencia artificial?

No engaña a nadie; el sistema de «inteligencia artificial» de moda -bautizado como ChatGPT y desarrollado por la compañía estadounidense OpenAI- es capaz de explicar de una forma sencilla un ejercicio de computación cuántica y de llegar a conversar y hasta empatizar con el usuario, pero no sabe quién ha ganado el último Mundial de fútbol.

Y no engaña a nadie porque el propio sistema reconoce cuáles son sus limitaciones y hasta que puede generar información incorrecta, contenidos completamente sesgados y dañinos y que tiene un conocimiento muy limitado de todo lo que ha ocurrido en el mundo después de 2021.

No sabe quién ha ganado el Mundial de Qatar, ni el tiempo que va a hacer hoy, ni quién ha ganado este año el Nobel de la Paz; pero sí quién lo ganó en 2009 y todos los argumentos que esgrimió el jurado para concedérselo aquel año a Barack Obama; es capaz de ofrecer sugerencias realmente creativas para hacer un regalo; y de «conversar» con un usuario que le ha confesado que no se siente bien y de ofrecerle consejos para revertir esa situación.

¿Qué lo hace entonces diferente de otros sistemas de inteligencia artificial y de los ya populares asistentes virtuales?

Josep Curto, experto en «inteligencia artificial» y minería de datos (big data) apuntó entre sus principales fortalezas la capacidad de interactuar de una forma amigable y de mantener una conversación; «esa es la mejor manera de generar confianza entre los humanos y las máquinas».

Coherencia y corrección gramatical

Autor de varios libros sobre esta temática y director del Máster de Inteligencia de Negocio y Big Data Analytics de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), en España, Josep Curto cuestionó el propio concepto de «inteligencia artificial» porque a su juicio no existe; «sí los sistemas de aprendizaje automático (machine learning), muy sofisticados en su arquitectura e infraestructura, pero no realmente inteligentes».

Citó en ese punto el más sofisticado y evolucionado de los navegadores para guiar a un conductor y la capacidad que tiene de procesar muchísima información para trazar la mejor trayectoria y llevar a una persona a un punto y la utilidad de una herramienta de estas características, pero también que la decisión, ante una calle repentinamente cortada o un atasco, dependerá finalmente de la persona y de su inteligencia (humana).

El chat es incapaz de absorber tanta demanda

Se ha viralizado y popularizado tanto el nuevo sistema que distribuye la compañía estadounidense OpenAI y el número de suscriptores de ese chat y usuarios que quieren serlo es tan elevado, que el propio sistema «falla» a menudo, se «cae» y es incapaz de absorber tanta demanda, ha observado el profesor de la UOC, y ha subrayado además que de momento es gratuito, aunque tiene detrás una infraestructura muy costosa y sofisticada «y en algún momento dirán que hay que monetizar».

Los sesgos, siempre presentes

Para el profesor e investigador de la UOC Josep Curto, director de la empresa AthenaCore -que ayuda a organizaciones y empresas a adoptar la inteligencia artificial y la minería de datos- y fundador de la Asociación Española de Inteligencia Artificial Responsable, este, como otros sistemas, «dista mucho de ser el asistente virtual perfecto», pero es que a su juicio todos, -las empresas, los desarrolladores y los medios de comunicación- «estamos siendo muy exagerados con la inteligencia artificial».

VTV/CC/CP

Fuente: Refieren Medios Internacionales