Resuelto rompecabezas sobre redes complejas planteado hace medio siglo
El científico Robert May demostró matemáticamente en 1972 que un aumento en la biodiversidad conduce a una mayor inestabilidad ecológica, sin embargo, observamos que redes complejas como los ecosistemas o internet son bastante estables frente a las perturbaciones. Ahora un estudio internacional ofrece una solución para esta paradoja.
Cuando una sola especie invade un ecosistema o se produce un ciberataque a una red eléctrica, se produce un evento dañino. Este tipo de eventos siempre están presentes, pero rara vez conducen a consecuencias relevantes. Entonces, ¿por qué son tan estables estos sistemas y resisten estas perturbaciones externas? De hecho, carecen de un diseño o modelo central y, sin embargo, exhiben una funcionalidad excepcionalmente confiable.
Robert May demostró en 1972 que un aumento en la biodiversidad conduce a mayor inestabilidad ecológica, pero observamos que redes complejas como los ecosistemas o internet son bastante estables. Un nuevo estudio ofrece una solución para esta paradojahttps://t.co/W32sxPRej7
— SINC (@agencia_sinc) May 7, 2023
A principios de la década de 1970, en el campo de la ecología se planteó una cuestión parecida y los expertos se dividieron en torno a la cuestión de si la biodiversidad es buena o mala para un ecosistema.
Robert May planteó en los 70 que un aumento en la biodiversidad conduce a una mayor inestabilidad ecológica, algo que contradice el conocimiento actual y las observaciones sobre ecosistemas o redes complejas
Además, sugirió que un gran ecosistema no puede mantener su funcionalidad estable más allá de un cierto nivel de biodiversidad y que inevitablemente colapsará ante el más mínimo movimiento.
Pero la publicación de May no sólo contradice el conocimiento actual y las observaciones empíricas de los ecosistemas reales, sino que, en general, parece desafiar todo lo que se sabe sobre las redes de interacción en los sistemas sociales, tecnológicos y biológicos. La predicción del científico australiano sugiere que todos estos sistemas son inestables, pero un nuevo estudio publicado en Nature Physics apunta en otra dirección.
Los autores, encabezados por la investigadora Chandrakala Meena de la Universidad Bar-Ilán (Israel) y entre los que figura Stefano Boccaletti de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), afirman que la experiencia es directamente contradictoria con lo que planteó May.
«La biología, explican, se manifiesta a través de redes de interacción genética y nuestros cerebros se basan en una red compleja de neuronas y sinapsis. Nuestros sistemas sociales y económicos están alimentados por redes sociales, y nuestra infraestructura tecnológica, desde internet hasta la red eléctrica, son redes grandes y complejas que en realidad funcionan de manera bastante robusta”.
VTV/CC /CP
Fuente: SINC