Silencio del FMI sobre Argentina es ensordecedor

La falta de pronunciamientos del Fondo Monetario Internacional (FMI), el mayor acreedor individual de Argentina, llama la atención tras la derrota del Macrismo en las elecciones primarias y más aún luego de la devaluación y medidas electoralistas del gobierno, que aumentan el gasto sin compensarlo con mayores ingresos, informó Página 12 en un análisis publicado en su edición digital de este viernes.

A casi una semana de la amplia derrota electoral de la dupla de Mauricio Macri, el silencio del FMI es rotundo. Este mutis del principal socio del partido Cambiemos en la actual crisis argentina contrasta con otras oportunidades en las que distintos interlocutores del organismo multilateral expresaron su incondicional apoyo a la actual senda económica y pronosticaron un futuro promisorio.

Macri, en clave electorera

Esta ausencia toma mayor dimensión luego de que el Banco Central de Argentina dejó librado al mercado la cotización del dólar, que se disparó más de 30 por ciento en dos días.

Incluso luego que el equipo económico de Macri anunció dos días después una serie de medidas hasta diciembre para disimular hasta entonces el impacto de la devaluación a precios: eliminación de IVA, reasignación de partidas, congelamiento de créditos UVA, entre otros.

En los hechos, las políticas anunciadas van en contra de las condiciones que establece el “acuerdo stand by” firmado por Argentina con el FMI, el cual debería ser rediscutido.

Voceros del FMI y del Banco Central fueron consultados por PáginaI12, pero ambas fuentes eligieron mantener el silencio. La semana próxima llega una nueva misión del FMI para la revisión trimestral de las cuentas públicas.

FMI y Argentina

David Lipton, titular del FMI, desde la salida de Lagarde (Foto agencias)
FMI cuando anunciaba Vamos Bien en Argentina (Foto agencias)

“Ahora que se ha hecho tanto esfuerzo, en un programa en el que la protección social siempre ha sido una de nuestras prioridades clave, sería una tontería por parte de cualquier candidato darle la espalda al trabajo que se está haciendo”, dijo en abril de este año Christine Lagarde, entonces titular del Fondo, en Washington, metiéndose por primera vez de lleno en la contienda electoral.

Al mes siguiente, la jefa del organismo pronosticó que el país estaba “saliendo del fondo de la crisis». Lo mismo repitió Roberto Cardarelli, economista italiano que encabeza las misiones del FMI en el país suramericano.

La luz al final del túnel nunca llegó y la situación económica fue empeorando, más allá de la estabilidad cambiaria mantenida artificialmente hasta las PASO.

En junio Lagarde afirmó que la Argentina exhibía “una situación increíblemente complicada”. Reconoció que el control de la inflación “tomó mucho más tiempo”. De hecho, sigue sin controlarse pese al apretón monetario.

De todas maneras, se manifestó “razonable y esperanzadamente positiva” hasta que semanas después dejó su cargo para ir al Banco Central Europeo. Su reemplazante interino, David Lipton, continuó la senda de elogios y apoyo al macrismo.

“Elogiamos a las autoridades argentinas por sus continuos esfuerzos y la implementación firme de su programa de política económica. Las autoridades completaron todos sus objetivos fiscales, monetarios y de gasto social en el marco del programa respaldado por el FMI en el contexto de esta revisión”, dijo en su primera revisión de julio.

Los voceros del Fondo respaldaron todas y cada una de las medidas que aplicó el Gobierno y los resultados en los últimos meses supuestamente estaban en línea con el ajuste presupuestario. El FMI celebró la caída del gasto en términos reales y nominales y aplaudió cuando se utilizó un artículo del “stand by” para adelantar el aumento de las asignaciones familiares.

Pero en los días previos a las elecciones primarias el FMI apagó el micrófono.

El pasado miércoles el Gobierno de Macri anunció una serie de medidas que se oponen a la visión del Fondo en todas sus dimensiones. Principalmente, genera un costo social que el FMI no convalidaría pero que, no obstante, no lo explica.

David Lipton, titular del FMI, desde la salida de Lagarde (Foto agencias)
David Lipton, titular del FMI, desde la salida de Lagarde (Foto agencias)

Lo que viene

Para el gobierno y la oposición, el acuerdo stand by tal como fue ratificado en septiembre último está terminado por incumplimiento y habrá que renegociar sus condiciones. La duda es si será un nuevo gobierno el que se haga cargo de esa negociación o si Cambiemos iniciará las conversaciones antes de octubre.

Por lo pronto, esta semana arribará una nueva misión del FMI encabezada por Cardarelli para la revisión trimestral de las cuentas y ajustar la mesa de operación del Banco Central para estabilizar el tipo de cambio. “No tenemos ningún comentario para hacer al respecto”, señalaron a Página12 desde la entidad monetaria que conduce Guido Sandleris.

Desde el Frente de Todos adelantan que habrá reuniones de carácter informativo con los equipos técnicos que asesoran a Alberto Fernández, pero aclaran que no avanzarán en lo que pretenda ser un preacuerdo.

“No cumplieron lo que ellos mismos firmaron, menos van a cumplir lo que se pueda acordar de manera provisoria”, explicaron a este diario desde las filas de Alberto Frenández, en sintonía con las declaraciones televisivas del candidato presidencial del Frente de Todos. “Lo peor que nos va a pasar es que vamos a tener que explicar por qué Macri no cumplió con ninguna de las cosas con las que se comprometió con el Fondo”, dijo Fernández.

CLAVES:

  • El 20 de abril de 2019, Argentina emitió una deuda por US$ 188.000 millones bajo el gobierno de Mauricio Macri con el FMI. Ya en febrero se informaba que el país había alcanzado una deuda pública del 77,4% del Producto Interno Bruto (PIB) en el tercer trimestre de 2018, colocando a Argentina en el listado del país más endeudado del continente. 

  • Durante el Gobierno de Néstor Kirchner, Argentina se libró de la dependencia del FMI, en una histórica gestión. El 3 de enero de 2006 pagó más de 9.800 millones de dólares, lo que permitió, además del ahorro de intereses, cerrarle la puerta a las «intromisiones y exigencias” que imponía la entidad financiera en la economía interna.

/JB